sábado, 25 de agosto de 2012

NUBES, El Cielo

Las nubes tienen una doble faceta, pero por lo general la ignoramos, porque a simple vista no se deja ver. Hay épocas en el año en que las nubes emanan tal perfección que hasta dan ganas de transformarse en una nube, e ir viajando en círculos alrededor del mundo, sin parar, día a día, flotando en un cielo azul. Hay otras en que sólo parecen acompañantes de un sol brillante, que a veces su luz es algo extraña; pero pasan desapercibidas, que quizás están tramando algo y no lo sabemos. Sin darnos cuenta, las nubes se agrandan, tanto que nos tapan toda luz, y vemos nada más que gris sobre nuestras cabezas. No se nota, pero se siente que esas nubes vienen cargadas de agua, que se va a desparramar sobre nuestros cuerpos, que pocas veces están preparados para un diluvio. Nos hacen esperar, mirar como el tiempo pasa antes de que empiece a gotear el cielo, y cuando llega ... nos volvemos locos. Pero luego nos olvidamos de todo, no sabemos más como se siente, nos llenamos de la blancura y pureza de las nubes bien dibujadas, las más grandes, las más suaves, la perfección que anestesia cualquier tipo de recuerdo. Cuando se vengan nubes cargadas de nuevo, no vamos a saber vamosa  volver a cero y mirarlas como si nunca lo hubiesemos hecho. Juegan con nosotros, y no nos damos cuenta. Ahí está la otra faceta de las nubes, como nos mueven, a su gusto. De noche es difícil verlas, pero eso no significa que no sea posible, porque ahí están, detrás de las estrellas jugando a las escondidas. Como traviesos entes nocturnos se escapan a veces por los días y juegan a tapar el sol, cuando se esconde y vuelve a aparecer, mientras nas nubes surfean con el viento.
Si ahora nos ponemos a mirar más las nubes, nos daríamos cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario